¿Qué son constelaciones familiares?
Se basan en la teoría de sistemas. Y dentro de ella en el reconocimiento de que los grupos humanos se rigen por leyes y patrones innatos, a los cuales se agregan todos aquellos que se van construyendo en la interacción cotidiana dentro de las familias y, así mismo, las familias construyen leyes y principios que rigen la interacción de sus núcleos con las de otras familias, llegando a construir las leyes sociales que permitirán un funcionamiento acorde con las necesidades particulares y grupales.
Este conjunto de leyes naturales, familiares, sociales y espirituales que rigen el funcionamiento de los núcleos humanos es lo que Bert Hellinger llama los órdenes del amor. La trasgresión de los órdenes del amor en las interacciones humanas será el origen de los conflictos y las discordancias internas que pueden llegar a manifestarse como patologías individuales, familiares, grupales o sociales.
Conoce las Constelaciones familiares del Espíritu de Carmen Vicente, terapeuta gestalt y sistémica. Ha realizado más de 700 constelaciones familiares con seguimiento terapéutico y resultados asombrosos. Más de 20 años de experiencia en Crecimiento y Desarrollo Personal -individual y grupal- utilizando las técnicas: Qi Gong, osteopatía Creaneosacral, hipnosis clínica, Terapia del humor, biodanza. Supervisada por Bert Hellinger y por MªLuisa Heres (Escuela de Sowelu-México).
Los órdenes del amor
Desde el momento en que nacemos, pertenecemos a un determinado sistema de relaciones que, con el tiempo, va ampliándose en círculos concéntricos. Siguiendo el orden temporal, éstos son los grupos y relaciones importantes para nuestra supervivencia y nuestro desarrollo, de los que formamos parte a lo largo de nuestra vida, sea forzosamente, sea por libre elección:
- La familia de origen, es decir, nuestros padres y hermanos,
- La red familiar formada por todos los demás parientes,
- Las relaciones libremente elegidas, de amistad…
- La relación de pareja,
- Las relaciones con nuestros propios hijos,
- La relación con el mundo como un Todo.
Los ordenes del amor en constelaciones familiares, son las condiciones a tener en cuenta para conseguir que el amor en todas nuestras relaciones crezca y prospere sin impedimentos, en lo esencial están predeterminados y sólo se revelan por los efectos de nuestros actos. Los Ordenes del Amor, son diferentes entre padres e hijos, entre parejas, entre hermanos…
En todos nuestros sistemas relacionales existen, además, una compleja interacción de necesidades fundamentales que son tres leyes a cumplir:
1. La vinculación
Así como un árbol no elige el lugar en el que crece, y así como se desarrolla de manera diferente en un campo abierto o en un bosque, y en un valle protegido de otra manera que en una cima expuesta a la intemperie, así un niño se integra en el grupo de origen sin cuestionarlo, adhiriéndose a él con fuerza y una consecuencia únicamente comparable a una fijación.
El niño vive esta vinculación como amor y como felicidad, independientemente de si en este grupo podrá desarrollarse favorablemente o no, y sin tener en cuenta quiénes y cómo son sus padres, este amor es primitivo o primario. Esta vinculación es tan profunda que el niño incluso está dispuesto a sacrificar su vida y su felicidad por el bien del vínculo.
2. El equilibro entre dar y tomar.
En todos los sistemas vivos existe una continua compensación de tendencias antagónicas. Es similar a una ley natural. Es una aplicación a sistemas sociales. La necesidad de un equilibrio entre dar y tomar hace posible el intercambio en los sistemas humanos, esta necesidad se regula cuando los miembros de un sistema llegan a un equilibrio justo. En cuanto éste se consigue, una relación puede darse por terminada. Esto ocurre, si se devuelve exactamente lo mismo que se recibió. Pero también puede reanudarse y continuar la relación, dando y tomando de nuevo.
La felicidad se rige por la cuantía de Dar y Tomar. Un movimiento reducido sólo trae ganancia reducida. Cuanto más extenso sea el intercambio, tanto más profunda será la felicidad. Un gran movimiento entre tomar y dar viene acompañado de una sensación de alegría y plenitud. Si el intercambio se realiza a un nivel elevado y es equilibrado, tenemos una sensación de ligereza, de justicia y de paz. De las muchas posibilidades de experimentar la inocencia, ésta es la más liberadora y bella.
3. El orden
La tercera condición básica para conseguir unas relaciones logradas en el orden. Aquí me refiero, en primer lugar, a las reglas que conducen la convivencia de un grupo a cauces fijos.
En todas las relaciones duraderas se relacionan normas, ritos, convecciones y tabúes comunes que, a continuación, adquieren un carácter vinculante para todos. De esta manera, las relaciones se convierten en un sistema de orden y estructura. Estas convivencias sociales constituyen el orden superficial, el orden exterior y acordado, que varia ampliamente de un grupo a otro. Detrás de éste actúan órdenes predeterminados que se sustraen a toda posibilidad de acuerdo.
Los órdenes del amor en las relaciones entre padres e hijos es propio que los padres den y los hijos tomen, no se trata de un dar y tomar cualquiera, sino de dar y tomar la vida. Los padres, al darles la vida a sus hijos, no les dan algo que les pertenezca. Les dan aquello que ellos mismos son, sin poder añadir, ni suprimir o guardar nada para ellos mismos. Junto con la vida, se dan ellos mismos, tal como son, sin añadir ni restar nada. En consecuencia, los hijos, al recibir la vida de los padres, sólo pueden tomar a los padres tal como son, y no pueden ni añadir, ni suprimir, ni rechazar nada.
Paralelamente se dan los órdenes del amor en todo tipo de relaciones: entre hermanos, en la pareja, miembros de la red familiar…
Otra propiedad de los órdenes del amor es la jerarquía entre los miembros de la familia, determinada por los siguientes criterios: tiempo, peso y función. Siempre que esta jerarquía sea respetada por todos los miembros de la familia, el amor podrá fluir libremente.
La conciencia vela por las condiciones importantes para nuestras relaciones, es decir, por la vinculación, por el equilibrio entre tomar y dar, y por el orden. Tan sólo puede conseguirse una relación lograda si estas tres condiciones se cumplen a la vez. Estas condiciones se experimentan en el alma como necesidades elementales.
¿Qué son las Constelaciones Familiares del Espíritu?
El campo espiritual
Lo que ocurre en constelaciones familiares está en conexión con un Todo más grande, con un campo espiritual en el que todos los miembros de la familia están presentes de manera tal, que cada quien se encuentra en concordancia con cada quien. Todos pueden establecer relación con todos, es más, están relacionados con todos: no siempre conscientemente, pero sí en sus actitudes y en sus sentimientos. La gran profundidad de esa vinculación surge a la luz paso a paso, a través del trabajo con Constelaciones Familiares.
En las Constelaciones Familiares del Espíritu también afloran aspectos de este campo espiritual, este campo espiritual tiene un alma en común. Obedece a ciertas leyes y las impone con consecuencias de gran alcance para la familia y todos lo que a ella pertenecen.
El Campo Espiritual de la Familia es comparable a los campos morfogenéticos, de los cuales habla Rupert Sheldrake. Este hizo una observación importante acerca de los campos morfogenéticos: no pueden alterarse por sí mismos. En ellos hay algo que siempre se está repitiendo. Lo observamos, cuando contemplamos el campo familiar.
El alma familiar está presa en ese campo. En él todo de nuevo se repite. Por ejemplo, se repiten los destinos de la familia. Si alguien está implicado en el destino de un miembro familiar anterior y se comporta de acuerdo a ello, entonces en la generación siguiente, alguien se implicará con él. Es decir, la implicación no soluciona nada.
La conciencia
Los seres humanos y grupos diferentes tienen conciencias diferentes y que éstas se hallan confrontadas. Todo esto se encuentra totalmente al margen del Cristianismo, donde la conciencia vale como lo más sublime, como si se tratase de la voz de Dios en nosotros. Este concepto alberga contradicciones que no son fáciles de percibir.
El cautiverio del espíritu
El que pertenece a una escuela de psicoterapia determinada, a un partido, a una religión o a una profesión determinada, se encuentra con ello es un campo morfogenético. Rupert Sheldrake estudió esto más a fondo.
Morfogenético significa: si algo se desarrolla de acuerdo a cierto patrón, luego ese patrón determina lo que más adelante va a ocurrir en el campo.
Si uno se hace abogado entra a un campo morfogenético. Cuando alguien pertenece a una religión específica, también se introduce en un campo morfogenético. También los miembros de un mismo partido pertenecen a un campo. Las personas destacadas de un campo morfogenético dicen casi siempre lo mismo y se relacionan con términos semejantes interminablemente, en torno a un mismo tema.
El campo morfogenéticotiene el mismo efecto que el de la conciencia. Cada uno de los que se atreven a pensar diferente, de pronto siente miedo y mala conciencia.
Este tipo de trabajo también puede formar un campo morfogenético. Entonces queda una sola salida: Uno se abre continuamente a lo nuevo con los ojos de una criatura que día a día descubre el mundo.
Si dentro del campo dirigimos la observación a un punto y movimiento específicos, entonces ahí tiene lugar una transformación.
Constelaciones familiares Valencia Carmen Vicente, terapeuta gestalt y sistémica. Más de 700 constelaciones familiares realizadas con seguimiento terapéutico y resultados asombrosos. Más de 20 años de experiencia en Crecimiento y Desarrollo Personal -individual y grupal- utilizando las técnicas:Más de 20 años de experiencia en Crecimiento y Desarrollo Personal -individual y grupal- utilizando las técnicas: Gestalt, Qi Gong, osteopatía Creaneosacral, hipnosis clínica, Terapia del humor, biodanza. Supervisada por Bert Hellinger y por MªLuisa Heres (Escuela de Sowelu-México).